domingo, 13 de julio de 2014

Fábula "El Cantero y el Asno"

Nos dicen ciertas gentes
que es incapaz el indio;
yo voy a contestarles
con este cuentecito.

Bajaba una mañana
un cantero rollizo,
repartiendo y lanzando
latigazos y gritos

sobre su infeliz tropa
de cargados borricos.
 "¡Qué demonio de brutos!
¡Qué pachorra!... me indigno!

Los caballos son otros,
tienen viveza y brío;
pero a ésos no los mueve
ni el rigor más activo".

Así clamaba el hombre;
mas volviendo el hocico
el más martagón de ellos
en buena paz le dijo:

"¡Tras cuernos palos! ¡Vaya!
Nos tienes mal comidos,
siempre bajo la carga,
¿y exiges así el brío?

¿y con azote y palo
pretendes conducirnos?
¿y aun nos culpas de lerdos
estando en ti el motivo?

Con comida y sin carga,
como se ve el rocino,
aprendiéramos luego
sus corvetas y brincos;

pero mientras subsista
nuestro infeliz destino,
¡bestia el que se alentara!
 Lluevan azotes, lindo;

sorna y cachaza, vamos,
para esto hemos nacido".
Un indio, si pudiera,
¿no dijera lo mismo?


Comentario sobre la fábula “El Cantero y el Asno”

La obra es una protesta contra la discriminación a los indios por parte de los grupos de poder, representados por el cantero, llamados así porque transportan piedras desde una cantera hacia el pueblo, sometiendo a ese duro trabajo a un grupo de asnos. El maltrato y los insultos de parte de los canteros son similares a los que sufrían los indios en esa época. Lo lamentable es que hasta hoy sucedes esto, ya no a los indios, sino gente marginada por el sistema, sean provincianos, pobres, emigrantes, etc. Melgar denuncia que esta situación no es culpa de los indios, sino de quienes los gobiernan. Esta fábula confirma que los temas que desarrollan las fábulas Melgarianas siguen siendo muy actuales y se siguen dando en esta época.

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