Manuel Ascencio Segura y Cordero, fue un escritor y dramaturgo peruano, representante importante del costumbrismo en los
inicios de la literatura republicana. Es considerado como el creador del teatro
nacional peruano, junto con Felipe Pardo y
Aliaga, con quien
a menudo polemizó. Destacó con sus comedias y sainetes costumbristas, que
enriqueció con voces y giros populares. Segura representó los valores
democráticos de la nueva sociedad peruana, lo que se refleja en el sabor
criollo de sus comedias. Mestizo de clase media pobre, tenía una gran afinidad
con lo popular y los nuevos grupos sociales que emergían en un país
recientemente emancipado. En su honor, el Teatro Principal de Lima fue
rebautizado con su nombre en 1929 (Teatro Segura).
Nació
en Lima, el 23 de junio de 1805. Fue hijo del teniente
del ejército español Juan Segura y de la dama limeña Manuela Cordero. Su familia paterna era
oriunda de Huancavelica, pero se hallaba ya instalada en Lima, residiendo en el muy criollo
barrio de Santa Ana. A instigación de su padre, siguió la carrera militar
enrolándose en el ejército realista como cadete. Tenía entonces 13 años.
Combatió
al lado de los españoles y junto a su padre en la batalla de Ayacucho, la última de la guerra de la independencia. Derrotada la causa
realista que defendían, los Segura se quedaron en el país, y el joven Manuel
pasó a servir en las filas patriotas, alcanzando el grado de capitán del
segundo batallón Zepita, acantonado en Jauja, en 1831. Eran los días del primer gobierno del general Agustín
Gamarra, del que fue
partidario.
Entre 1833 y 1834 Manuel A. Segura escribió su primera comedia, La
Pepa, en la cual reprochaba la prepotencia de los militares, aunque no
llegó a representarse ni a ser editada, debido a que su crítica implícita podía poner
en peligro su carrera militar.
Durante
los siguientes años, Segura se vio inmerso en las sucesivas guerras civiles de
los inicios de la república. Fue seguidor de Felipe Santiago Salaverry bajo cuyo auspicio fue nombrado administrador de la aduana de Huacho. Luego decidió trasladarse al sur, para combatir al lado de Salaverry
contra la invasión boliviana de 1835. Derrotado su bando, fue hecho prisionero en Camaná y con dificultad salvó su vida. Instalada la Confederación Perú-boliviana, permaneció marginado de la milicia. Derrotada la Confederación en 1839, fue nuevamente llamado por el general Gamarra para servir en el
ejército, del cual se retiró definitivamente siendo Teniente Coronel de la
Guardia Nacional, en 1842. Segura pasó a engrosar la burocracia como empleado del Ministerio de
Hacienda.
Por
esos años, Segura escribió en diversos periódicos, como El Comercio de Lima, del cual fue redactor. Allí publicó su única novela, Gonzalo Pizarro, por entregas. En 1841 decidió dejar dicho diario para dedicarse a la edición de un periódico
propio, titulado La Bolsa. En él aparecieron sus
artículos de costumbres "Los Carnavales", "Me voy al
Callao", "El Puente", etc. Sus artículos de costumbres
publicados en diferentes periódicos fueron "El té y la mazamorra",
"Los viejos", "Las calles de Lima", "Dios te guarde
del día de las alabanzas", etc. De esa manera se convirtió en el
representante mayor del costumbrismo, al lado de Felipe Pardo y Aliaga.
Para esos años, Segura era
también el hombre del teatro en Lima. Efectivamente, entre 1839 y 1845 fue el
único que, cada cierto tiempo, estrenaba piezas en el ambiente limeño. Enseguida
estrenó el drama histórico Blasco Núñez
de Vela (1840), la comedia La saya y el manto (1841-1842) y el entremés La mozamala (1842).
En la noche del 24 de enero de 1845 estrenó en
Lima la primera versión de Ña Catita, sin duda la
más reconocida de sus piezas teatrales.
El 20 de abril de 1843, a los
treinta y siete años, se casó con Josefa Fernández de Viana, de veintitrés años
de edad. Con su cónyuge marchó a Piura, adonde fue destacado como Secretario de la
Prefectura. Allí vivió los siguientes once años. Fundó y dirigió el semanario El Moscón en el que
predominaba la sátira y la burla, atacando los vicios y desmanes de la política
criolla. Dicha publicación solo tuvo tres años de vida (1848-1851). Por esos
años escribió también La
Pelimuertada, subtitulada Epopeya de última moda (1851), poema
satírico lleno de ingenio, en el que nuevamente arremetió contra su rival
literario, Felipe Pardo. De vuelta a Lima, se dedicó de lleno a las labores
literarias. Entre 1854 y 1862 llegó a ser
intensa su actividad teatral. Consagró su ingenio a la comedia costumbrista y
se erigió como el creador del teatro peruano. El 9 de diciembre de 1854
estrenó la comedia La espía, y el año
siguiente, El resignado. Reestrenó su comedia Ña Catita, el 7 de
septiembre de 1856, con gran
éxito. El 15 de
septiembre de ese año de
1856 estrenó Nadie me la pega, y el 24 de enero de 1858, Un juguete. En enero de 1859, en
colaboración con el joven Ricardo Palma, presentó el
sainete El santo de Panchita. En 1861 estrenó Percances de un remitido; en julio de 1862, el sainete Lances de Amancaes, y en septiembre de ese mismo
año Las tres viudas, comedia en
tres actos.
Entre 1860 y 1861 fue diputado suplente
por el departamento de Loreto, pero su
actuación legislativa fue opaca.
Buen padre de familia, con su
esposa doña Josefa tuvo dos hijos, uno muerto a temprana edad y otra llamada
María Josefa del Rosario. Golpeado por problemas de salud y por sucesivas
desgracias familiares, murió el 18 de octubre de 1871.